Saludos seguidores de KAIS Group, como ya es habitual hoy estaremos reflexionando acerca de un cuento del libro: La culpa es de la vaca.
Hablaremos sobre los problemas y frustraciones que tenemos en el trabajo y que sin darnos cuenta llevamos al hogar, haciendo que el ambiente en el se torne pesado y las personas que conviven con nosotros se sientan igual.
Es por eso que todo tipo de malos sentimientos con respecto a tu trabajo tienes que dejarlos ahí. La historia que le brindamos hoy tiene mucho que ver con esto, se llama El árbol de los problemas y te da una enseñanza muy buena que deberías ponerla en práctica. Ahí les dejamos el cuento de hoy.
El árbol de los problemas
El carpintero que había contratado para que me ayudara a reparar una vieja granja acababa de finalizar su primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora de trabajo, y su viejo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Cuando llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol y tocó las puntas de las ramas con ambas manos.
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso entusiasta a su esposa.
De regreso me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunté acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
«Este es mi árbol de problemas —contestó—. Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa, y en la mañana los recojo otra vez. Lo divertido —dijo sonriendo— es que cuando salgo a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior».